Un día les narraba la experiencia a sus amigos, les contó cómo, absolutamente desesperado, se había puesto de rodillas y había implorado la ayuda de Dios.
- «¿Y respondió Dios a tu plegaria?», le preguntaron.
- «¡Oh, no! contestó el hombre totalmente convencido.
Antes de que pudiera hacerlo, apareció un explorador y me indicó el camino».
FUENTE: AUTOR ANONIMO
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