
Los que permanecieron con el Maestro no entendían del todo la deserción de sus compañeros y entonces le preguntaron qué había pasado.
El Maestro tranquilamente les contestó:
Acaso el hombre bien intencionado reparta golosinas entre sus semejantes, pero el buen médico solo da medicinas curativas, sin importarle que los enfermos las encuentren dulces o amargas. Lo que realmente importa es la sanación.
Nadie dijo que sería fácil.
AUTOR: ANONIMO
AUTOR: ANONIMO
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