
Cuando habían
recorrido apenas trecientos metros, el niño olvidó el propósito principal de aquella excursión y quedo abstraído ante su propia sombra,
que hacía que el niño se sintiera un gigante de treinta metros de
altura.
De pronto,
la madre se detuvo y mirándole directamente a los ojos le dijo:
No contemples tu sombra al amanecer hijo, mírala sólo al
mediodía.
FUENTE: ANÓNIMO
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