Hace un tiempo mi gatito Febo jugando rompe uno de los dos corazones de espejitos de vidrio que tenía en la sala, por lo que lo reprendí, ya que era una de mis artesanías preferidas.
Otro día lo encuentro jugando con el único corazón que me quedaba por lo que vuelvo a reprenderlo y lo retiro enérgicamente del lugar.
Otro día lo encuentro jugando con el único corazón que me quedaba por lo que vuelvo a reprenderlo y lo retiro enérgicamente del lugar.
Recuerdo que cada vez que el podía trataba de estar cerca del corazón mostrando fascinación ante el brillo de las pequeñas piezas de espejitos de vidrio que recubrían la artesanía.
Tiempo después mi bello gatito desaparece por una semana por lo que salgo a buscarlo por la zona y un joven me dice que lo vió sin vida en la calle frente a la puerta de mi casa y de acuerdo a las descripciones me resigno a perderlo de esa forma.
Una tristeza me invadió muchos días y un sentimiento de culpa me acompañó por haberlo reprendido tantas veces cuando jugaba con mi corazón.
Próxima la Navidad vuelvo a la tienda donde había comprado los dos corazones, ya que ponen a la venta adornos navideños que quedan del año anterior y para mi sorpresa encuentro cuatro corazones artesanales de pequeños trozos de vidrios, más pequeños del que ya tenía. Entonces en ese instante me doy cuenta que era un claro mensaje de amor de mi bello gatito: los cuatro corazoncitos representaban a sus hermanitos (dos perritas, una gata y un gatito), el corazón más grande era yo y el roto en sus juegos era su propio corazón.
Ahora cercana la Navidad brillan los "cuatro corazones" más unidos que nunca en nuestra casa y traen recuerdos de mi bello y amoroso gatito que juega eternamente con corazones brillantes de alegría y amor.